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sábado, 20 de octubre de 2012

Paul Gaugin



Eugéne Henri Paul Gaugin (París, 7 de junio de 1848 - Atouna, Islas Marquesas, 9 de mayo de 1903) fue un pintor posimpresionista. Jefe de filas de la Escuela de Pont Auven, e inspirador de los Nabis (grupo de artistas franceses de finales del siglo XIX, caracterizados por la preocupación por el color, convirtiéndose en artistas muy influyentes para la época), desarrolló la parte más distintiva de su producción en el Caribe y en Oceanía, volcándose mayoritariamente en paisajes y desnudos muy audaces para la época por su rusticidad y colorido rotundo, opuestos a la pintura burguesa y esteticista predominante en la cultura occidental.

Su obra está considerada entre las más importantes de entre los pintores franceses del siglo XIX, y mantuvo su influencia por más tiempo que los impresionistas, contribuyendo decisivamente al arte moderno del siglo XX. Sus experimentos sobre el color, y el conjunto de su obra influyeron en la evolución de la pintura, tanto en Picasso, como en el expresionismo alemán, y tuvieron gran impacto sobre el fauvismo, que se desarrolló entre 1898 y 1908.

De familia liberal, era hijo de Clovis Gaugin, un periodista antimonárquico. Apenas con un año de edad, la familia tuvo que huir a América tras el golpe de Estado de Napoleón III en 1851. Durante aquel viaje su padre murió y su madre tuvo que acudir a la hospitalidad de unos parientes en Lima, Perú, donde pasó parte de su infancia.

En 1855 regresan a Francia y se establecen en Orleans, donde se instalan en casa de uno de los tíos del pequeño. Paul Gaugin estudiará en Orleans ente los años 1859 y 1865. Decide embarcarse en la marina mercante siendo aun muy joven, y luego en la Armada Francesa. A su regreso a Francia, (sirvió en la corbeta Jerôme Bonaparte) en 1870 se convirtió en agente de cambio  para la empresa Bertin en la Bolsa de París, teniendo bastante éxito en los negocios. Llevó una vida burgués, junto a su mujer, la danesa Mette Sophie Gad y sus cinco hijos. 




Su tutor Gustave Arosa, hombre de negocios y gran amante del arte, introdujo a Gaugin entre los impesionistas.En 1874 conoce la obra de Camille Pissarro y visita por primera vez una muestra de pintura impresionista. Al igual que su tutor se aficiona al arte, lo que lo lleva a tomar clases de pintura y realizar sus primeros intentos de creación en este terreno. Expone sus obras junto a los impresionistas en 1786, 1880, 1881, 1882 y 1886 y reúne una colección personal con obras de Manet, Cézanne, Monet y Pissarro.

En 1882 decide dejar su trabajo en la Bolsa de París, para dedicarse por completo a su nueva pasión, la pintura. Como no le alcanza para vivir, decide marcharse con su familia a casa de sus suegros a Copenhague. Las relaciones con su familia política no son buenas y sus negocios tampoco marchan muy bien. Decide regresar a París en 1885 para dedicarse exclusivamente a la pintura, pero incapaz de asegurar la subsistencia de su familia, abandona a su mujer y a sus hijos en Dinamarca. 

Paul Gaugin decide trasladarse a Ruan, en donde se ha instalado Pissarro, aunque, en 1887 decide viajar, junto a su amigo Charles Laval a Panamá, arribando al itsmo de Panamá (en concreto a la isla de Taboga. Durante un tiempo trabajará en la perforación del Canal de Panamá, pero el clima y las enfermedades tropicales lo postran muy pronto. Apenas recuperado de las distintas enfermedades su periplo continúa en la Isla Martinica en 1888.

De este viaje al Caribe, que resultaría fundamental para su futuro artístico, puesto que le mostró la sensualidad del color y lo interesó por una naturaleza primitiva, capaz de acentuar las relaciones humanas, Gaugin regresa a Europa enfermo y abatido. Allí encuentra la hospitalidad de Theo Van Gogh, quien además expondrá sus pinturas en su propia galería.




Entre 1886 y 1891 vive en Bretaña, donde se convierte en el centro de un grupo de pintores experimentales, conocidos con el nombre de Escuela de Pont Aven, donde tuvo como discípulos a Paul Sérusier, Maurice Denis y Émile Bernard, que constituirían el simbolismo (también llamado Grupo de los Nabis). Su estilo comienza a transformarse en un estilo mucho más personal.

Gracias a la influencia de Émile Bernard, su estilo evoluciona  y se torna más natural y sintético. Busca inspiración en el arte indígena, en las vidrieras medievales y en las estampas japonesas. Estas últimas las descubre gracias a Vincent Van Gogh, en 1888, en los dos meses que viven juntos (de forma desastrosa, ya que ambos eran de carácter fuerte) en Arles . Gaugin había quedado impresionado por la expresividad del artista holandés. 

Arruinado y enfermo, Gaugin se embarca, en 1891 hacia la Polinesia con el dinero conseguido en una exposición, éxito alcanzado, gracias a las críticas favorables de Octavio Mirabeau. Se establece en Tahiti, tratando de huir de la civilización europea y de todo lo artificial y convencional. . Sin embargo, una enfermedad en los ojos, la soledad y la falta de dinero lo obligan a regresar a Francia. Allí recibe la herencia de su tío, consigue vender algunos cuadros y regresa, de manera definitiva a la Polinesia.




Las características esenciales de su pintura  no experimentan demasiados cambios. Su primitivismo se atempera por la influencia de algunos pintores neoclásicos como Ingres, o contemporáneos, como Puvis de Chavannes. Cuida especialmente la expresividad de los colores, la búsqueda de la perspectiva y el uso de formas plenas y voluminosas. Influido por el entorno tropical y la cultura polinesia anticipa el arte abstracto: simplifica aun más las composiciones, dando preponderancia del color y a la idea que el color puede sugerir, su obra adquiere fuerza, realiza esculturas de madera y pinta sus cuadros más bellos, como ¿De donde venimos? ¿Quienes somos? ¿Adonde vamos? su cuadro más importante.

En Tahiti conocerá a Tehura, quien se convertirá en su modelo. Está muy inspirado y pinta unos 70 lienzos en unos pocos meses. Después de algunos años de felicidad en los que publica su autobiografía, Noa, problemas administrativos y personales lo hunden. También tiene problemas de salud: una herida en la pierna que no consigue curar desde 1894 y una crisis de sífilis. 

Hacia los últimos años de su vida formó pareja y tuvo un hijo, pero también contrajo lepra. En 1897 intentó suicidarse, luego sobrevive practicamente en la miseria con una pequeña pensión que desde París le enviaba un marchante. En 1901 llega a Atounaen las Islas Marquesas, y se decidió a realizar esculturas, especialmente tallas y bajorrelieves en madera. Débil y cansado de luchar muere el 9 de mayo de 1903.



miércoles, 17 de octubre de 2012

Pintura Renacentista de Italia



La pintura renacentista abarca el período de la historia del arte europeo entre el arte de la Edad Media y el Barroco. La pintura de esta época está relacionada con el renacimiento de la antigüedad clásica, el impacto del humanismo sobre los artistas y sus patronos, nuevas sensibilidades y técnicas y artísticas, y, en general, la transición entre el período medieval y los comienzos de la Edad Media. 

El carácter distintivo de la pintura del renacimiento, en general, y su período de apogeo consiste:

  • En la unidad de composición, de la perspectiva, de la anatomía y morbidez muscular y de la belleza exterior física tendiendo a imitar la naturaleza e inspirándose, a su vez los artistas en las obras clásicas escultóricas.
  • Por razón de los asuntos, en la universalidad de ellos, dando mucha importancia a los mitológicos y cultivando el retrato y las historias. No se olvidan tampoco los cuadros religiosos, generalmente carecen de la idea y unión mística de la época precedente, buscando cada artista su propio estilo. 
  • Esta época se distingue asimismo por el abandono del realce y los dorados, en la predilección de los lienzos sin tabla y en la adopción casi exclusiva de pintura al óleo. 
La historia moderna de la pintura se inicia con los aportes de los maestros del Renacimiento. Florencia y Roma durante los siglos XV y XVI son la cuna de dicho movimiento que establecerá a través de la perspectiva, la proporción, la anatomía y el descubrimiento y uso del óleo, una manera de pintar realista que no se había dado antes. 

El Renacimiento surge en Italia y se va extendiendo progresivamente por Europa. Surgieron innumerables centros o escuelas de pintura, especialmente en Italia, influyéndose mutuamente unas a otras, a pesar de sus divergencias. 

La pintura renacentista en Italia está representada principalmente por Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano, aunque también destacan Giotto, Piero della Francesca, Sandro Botticelli y Perugino. La pintura renacentista se ha convertido, actualmente en un ícono, su pintura cultiva la formay el colorismo y se basa en el arte de Grecia. Las obras que surgieron en este momento fueron de lo más bello que el hombre ha creado.





A finales del siglo XIII algunos artistas se dieron cuenta de que el clasicismo y el legado que había dejado Grecia a la humanidad, había dejado de existir. El arte había quedado relegado entre las personas y los artistas eran considerados simples artesanos.

Durante la etapa griega el arte tomó una posición principal y cotidiana. En esa época se forjaron varios escultores excelentes, como lo fueron Fidias y Lisipo. Aun mucho tiempo después del Helenismoy las siguientes etapas históricas que fueron apareciendo, el arte de Grecia siempre siguió siendo practicado y recordado como una de las etapas más perfectas que el hombre pudo haber realizado. Desde la Edad Media en Europa Occidental se perdió toda razón de las artes. No hubo mucha preocupación por la pintura y, si bien las pocas muestras de lo que había muestran un bajo nivel en capacitación gráfica. Las figuras humanas no tienen proporción entre sí y parecen más caricaturas que realidad. No hay perspectiva alguna y el espacio en el que se desarrollan los personajes carece de posición en el espacio. 

El artista que se considera el antecesor del Renacimiento fue Giotto (1267 - 1337), el cual comenzó a dotar de tridimensionalidad a sus figuras. Manejó de forma magnífica las sombras, los pliegues de las ropas y las expresiones faciales, además sus cuadros transmiten las diversas emociones que expresan.

Un poco antes del Renacimiento y después de Giotto hubo un estilo que actualmente se conoce como proto-Renacimiento. Destacaron en él algunos pintores que comenzaron a cambiar el estilo que había, y, aunque no representan el Renacimiento tal y como es, sus pinturas generan una idea muy cercana a lo que sería en pocas décadas más. Sus representantes son Duccio di Boninsegna (1255 - 1319), Simone Martini (1284 - 1344) y los hermanos Pietro y Ambrogio Lorenzetti. Estos artistas serían los antecesores de aquellos que compondrían el Primer Renacimiento (o Quattrocento). 





Los primeros representantes del Primer Renacimiento (o Quattrocento) en la pintura fueron Masaccio (1401 - 1428), Fra Angelico (1387 - 1455), Paolo Uccello (1397 - 1475) y Filippo Lippi (1406 - 1469) quienes surgieron al mismo tiempo que una nueva técnica revolucionaria en la pintura que llegaría para quedarse: el óleo, cuyo antecedente, el temple, estaba elaborado por el pigmento y el huevo.

El estilo de estos artistas comenzó a ser distinto al gótico donde se comenzó a colocar las figuras en espacios perspectivos y las proporciones humanas volvieron a normalizarse. Se perfeccionó la tridimensionalidad y se formaron las bases del estilo renacentista. 

A estos genios de la pintura les seguirá una nueva generación de pintores los cuales llevarían al Renacimiento a su plenitud. Conformada por Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Andrea Mantegna y Piero della Francesca sería la que trabajaría con el estilo más puro del Quattrocento. Durante ese período la novedad fueron los estudios en la perspectiva. A partir de ese momento varios cuadros experimentaron estudios de perspectiva, como el famoso cuadro de Piero della Francesca Vista de una ciudad ideal

Los cuatro máximos exponentes del Cinquecento fueron Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano. El estilo y los temas entre estos cuatro grandes de la pintura universal no fueron idénticos, ya que surgieron en épocas distantes. 


  • Leonardo da Vinci (1452 - 1519) es considerado uno de los artistas más famosos de la historia, y toda su fama pública se debe, mayoritariamente a La Gioconda. Este científico y artista creó el estilo en donde creaba un efecto para sus pinturas llamado sfumato, el cual consistía en difumar las sombras de la persona pintada hasta que se confunde con el fondo oscuro.
  • Miguel Ángel (1475 - 1564) nació 23 años después que Leonardo. Es considerado el representante más puro del Renacimiento. Tanto sus obras escultóricas (La Piedad y El David), como en la pintura (La Bóveda de la Capilla Sixtina y el Juicio Final) son de las mejores obras no solo del Renacimiento, sino de la historia. Sus obras reflejan la terribilità, una fuerza dramática y enérgica que de ellas se desprende. 





  • Rafael falleció a la temprana edad de 37 años, logró, sin embargo, establecerse como uno de los pintores más hábiles. En sus últimas obras demostró una calidad y una maestría gigantescas las cuales pudieron haberlo considerado mejor que Miguel Ángel de no haber sido por una fiebre que lo mató. 
  • Tiziano, si bien  sus obras ya no demuestran un estilo renacentista, sus retratos son excelentes. Se dice que en su larga vida ha realizado miles de obras, siendo uno de los artista más prolíficos. 
Aun en vida de Miguel Ángel surgió un pequeño movimiento denominado Manierismo, el cual se caracterizó por imitar el estilo de los grandes maestros del Renacimiento, en especial a Miguel Ángel y a Rafael.

Si bien el arte de Grecia se dio muy poco en la pintura, si se dio en la escultura. Los elementos que el Renacimiento utilizó de la cultura griega fueron: 

  • El efecto del movimiento que caracterizaba a las esculturas griegas, y su sensación de elasticidad. Esta característica se nota especialmente en Miguel Ángel, el cual representó muchas de sus figuras contorsionadas y con posiciones muy elásticas, las cuales generan una sensación inmediata de viveza y de movimiento.



  • La proporción humana, el canon del hombre perfecto que resurgió a los escritos del arquitecto Vitrubio.
Leonardo rompió con las espectativas y dibujó el Hombre de Vitubio el cual representa todo lo establecido por Vitrubio. También estaría presente el canon hercúleo, un canon de tamaño gigantesco y complexiones hiper musculosas, representado en el Juicio Final de Miguel Ángel.

  • Los sentimientos, las sensaciones que las esculturas griegas proyectan al espectador fueron iguales a las de las obras del Renacimiento. Laoconte, máxima expresión del drama y del dolor en la escultura, inspiraron a algunos escultores, como Miguel Ángel, el cual dotó a sus figuras de la famosa terribilità, y más tarde, durante el Barroco, a Gian Lorenzo Bernini.
  • La reputación del artista. Durante la Grecia clásica, el artista era considerado un maestro en las artes, una profesión que requería gran trabajo, experiencia y talento. Las obras creadas eran de lo mejor y la gente las consideraba como tal. El artista renacentista intentó demostrar a la gente que un pintor o un escultor no tenía nada que ver con un artesano o con un ofebre.
EL Renacimiento elevó la profesión hasta niveles muy altos. Los grandes reyes y mecenas comenzaron a decorar y a rodearse de artistas y obras geniales. Un gran ejemplo es Tiziano, quien trabajó para Carlos V, y realizó algunos de los mejores retratos de reyes jamás creados. Rafael y Miguel Ángel realizaron monumentales encargos a los distintos papas. 








sábado, 13 de octubre de 2012

Museo Thyssen-Bornemisza



El Museo Thyssen Bornemitsza es una pinacoteca de maestros antiguos y modernos ubicada en Madrid. Su existencia se debe al acuerdo de arrendamiento y a la posterior adquisición por parte del Gobierno español (julio de 1993) de una amplia selección de la colección privada reunida por la familia Thyssen-Bornemisza a lo largo de siete décadas. Este fondo artístico aportó numerosos autores extranjeros ausentes del círculo museístico español, desde el gótico (Duccio, Jan van Eyck), hasta el pop art y los años 80 (David Hockney, Lucian Freud), por lo que vino a complementar a los dos principales museos estatales el Prado y el Reina Sofía. Inaugurado en 1992, el Museo Thyssen Bornemitsza conforma con ellos el llamado Triángulo del Arte. Es uno de los museos españoles con más éxito, situándose entre los museos más visitados del mundo.

La sede del Museo es el Palacio de Villahermosa. Hacia 1805, este edificio del siglo XVIII fue ampliado y reformado en estilo neoclásico por Antonio López Aguado. Décadas después fue una de las mansiones más prestigiosas de la ciudad, conocida por sus fiestas y veladas artísticas. Acogió dos recitales de piano de Franz Liszt en 1844. 

El palacio conservó sus suntuosos interiores, que incluían salón de baile y capilla privada hasta bien entrado el siglo XX, como atestigua un reportaje fotográfico de 1966 en la revista Blanco y Negro. Todo ello se perdió en 1973 cuando el edificio se convirtió en una sucursal de la Banca López Quesada, sufrió una agresiva reforma ejecutada por el arquitecto Fernando Moreno Barberá, quien dividió los grandes salones en oficinas. Tras la quiebra del banco, el edificio pasó a las manos del Estado en 1980 y albergó varias exposiciones temporales  del vecino Museo del Prado, entonces acuciado por necesidades de espacio.

Como parte del acuerdo entre el Estado español y la familia Thyssen, el edificio fue destinado finalmente, al nuevo museo. La rehabilitación del palacio como pinacoteca fue diseñado por Rafael Moneo. Las mejoras más elogiadas fueron la reordenación interior amplias, la importancia otorgada a la luz natural, con lucenarios controlados mediante sensores y el cambio del acceso principal, que volvía de la Carrera de SAn Jerónimo a la fachada posterior tal como era originalmente. 





El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid muestra más de 1000 obras por orden cronológico desde el gótico italiano del siglo XIII hasta el arte de la década de 1980, tanto abstracto como figurativo, en una panorámica sin interrupciones de los viejos maestros y de practicamente todas las vanguardias entre el impresionismo y el pop art, caso inusual en los museos europeos. 

De perfil casi enciclopédico puede ilustrar casi por sí solo la evolución de la pintura europea y estadounidense, aunque pone gran énfasis en el contexto artístico de Madrid por las secciones que complementan al Prado y el Museo Reina Sofía, sobre todo en pintura medieval italiana, renacimiento alemán, barroco holandés y corrientes internacionales a partir del realismo. Las secciones del impresionismo, expresionismo alemán y otros movimientos de vanguardia son únicas en la oferta museística de Madrid. 

El recorrido arranca con el ciclo que va del Gótico y el Renacimiento hasta el clasicismo del siglo XVII. En las primeras salas destacan Cristo y las samaritanas de Duccio, una Adoración de los magos de Lucca di Tommè, dos tablas de Bernardo Daddi y el San Pedro de Simone di Martini. Otras piezas importantes de esta época se hallan depositadas en el MNAC con autores como Taddeo Gaddi, Lorenzo Monaco y Fran Angelico. 

El Quattrocento Italiano cuenta con ejemplos de numerosos maestros ausentes en el Prado como Domenico Ghirlandio con el Retrato de Giovanna Tornabuori (1489/90). Hay pinturas de Benozzo Gozzoli, Piero della Francesa, Paolo Uccello(Crucifixión entre santos), Cosime Tura, Bramantino, Antonello da Messina y Francesco Botticini. El joven caballero (1510) de Vittore Carpaccio se considera el primer retablo de cuerpo entero pintado en Europa. Preside una sala con memorables obras de Gentile, Giovanni Bellini, Fra Bartolomeo, Piero di Cosimo  y Sebastiano di Piombo, entre otros. 

El renacimiento alemán cuenta con más de 40 piezas que incluye a Durero (Cristo entre los doctores), Lucas Cranach el Viejo (La ninfa de la fuente), el famoso retrato de Enrique VIII de Hans Holbein el Joven, El entierro de Cristo de Hans Burgkmair y dos importantes ejemplos de Hans Baldung 




En el museo se puede admirar el Díptico de la Anunciación, único ejemplar de van Eyck en España. También se destacan una pequeña Virgen con el niño de Roigen van der Weyden, una Adoración de los Magos de Robert Campin y un soberbio retrato de Hans Memmling. El siglo XVI está representado por Juan de Flandes y su Supuesto retrato de Catalina de Aragón,Jan Gossaert (Adán y Eva), Joos van Cleve, Jan van Scorel, Ambrosius Benson, Jan Mostaert, Licas van Leyden (La partida de cartas) y Bernard van Orley, entre otros. 

Una galería con vistas al Paseo del Prado está dedicada a los  retratos: Giulio Romano, Bronzino, Paris Bordone, Veronés, Corregio, François Clouet, etc. Se exhibe también El rapto de Europa, gran lienzo de Simon Vouet. En otras salas se pueden admirar obras tan destacadas como San Jerónimo de Tiziano, dos lienzos de Tintoretto, otro de Bassano, cuatro de El Greco y la famosa Santa Catalina de Caravaggio, entre otros. De los pintores barrocos españoles se destacan dos lienzos de José de Ribera, uno de Murillo y un bodegón de Juan van der Hamen. También se encuentran obras de Sebastiano RIcci, Mattia Preti, Carlo Maratta, Giulio Campioni, Francesco Maffei, Claudio de Lorena, etc. El fondo flamenco, aunque reducido, incluye ejemplos de Rubens  con su Retrato de una joven dama con rosario y una Venus ante el espejo, copiada de TIziano, así como el Retrato de Jacques le Roi de van Dyck, sin olvidarnos de mencionar a Jan Brueghel el Viejo con su Tormenta en el Mar de Galilea o Jan Fyt, pintor y grabador flamenco.

Por su parte la pintura holandesa está representada por Frans Hals y Rembrandt,  sin olvidarnos de nombres tales como Ferdinand Bol, Govern Flinck, Gerard Ter Bosch, Matias Stomer, Gerrit van Hothorst, Hendrick Terbruggen, Adrian van Ostade, Jan Steen, Jakob Ruysdael y Peter de Hooch.

Comenzamos a transitar por la sección Rococó, en donde nos encontraremos con Watteau, El tocador de Boucher, Fragonard, Jean Marc Nattier, Pietro Longi y La muerte de Jacinto de Gianbattista Tiepolo. También se pueden apreciar obras de Canaletto, Francesco Guardi, Michele Marieschi, así como también algunos pintores ingleses del siglo XVIII, como Thomas Gainsborough, por ejemplo. El pintor Asesncio JuliáFernando VII y El tío Paquete, todos de Francisco de Goya  y Lucientes, marcan la transición hacia el Romanticismo, acompañados por El Jinete Árabe de Delacroix, Caspar David Friedrich y Géricault.





 


El panorama del siglo XIX concluye con los grandes maestros del impresionismo como Manet y su Amazona de frente, Renoir, El deshielo de Monet, las Bailarinas de verde de Degas, Camille Pissarro y Berthe Morisot, mientras que Van Gogh está representado con cuatro de sus obras correspondientes a las distintas etapas de su vida, como, por ejemplo, sus Comedores de Patatas, una obra de Gaugin y La pelirroja con blusa banca de Toulouse-Lautrec. También se pueden admirar obras de los pintores norteamericanos Gilbert Stuart, John Singleton Copley, Winslow Homer y John Singer Sargent. 

Llegamos así a la extensa colección de  arte pictórico del siglo XX. Comenzando con el fauvismo nos encontramos con Las flores amarillas de Henri Matisse y un paisaje londinense de André Derain. Por su parte, el expresionismo alemán está representado por Erns Ludwig Kirchner y su Calle con bucona vestida de rojo, pinturas de Emil Nolde, Max Beckmann, Franz Mark, Ludwig Meidner y Ernst Heckel, así como con Metrópolis, obra maestra de Georg Grosz.


La planta baja del museo está enteramente dedicada al arte pictórico del siglo XX, desde el cubismo al Pop Art llegando al hiperrealismo. Algunas de las obras maestras del período del cubismo que se pueden apreciar son Hombre con clarinete, (1910/11) de Pablo Picasso, la Mujer con mandolina (1910),  de George Bracque y El fumador de Juan Gris. También están expuestas otras obras de Picasso como su Arequín con espejo, el famoso grabado La comida frugal y una Corrida de toros.

También el surrealismo y la pintura abstracta están bien representadas, el despliegue concluye con autores como RIchard Lindner y su Luna sobre Alabama, David Hockney, el Gran desnudo Nº 1 de Tom Wesselmann y Mujer en el baño de Roy Lichtenstein. La nómina de artistas reunidos es amplia e incluyen a Edvard Munch, El baile de máscaras de James Ensor, Paul Klee, Kandinsky, Oskar Kokoschka, Egon Schiele, Lionel Feininger, August Macke, Otto Dix, Albert Gleiszes, Férnand Léger, Liubov Popova, Natalia Goncharova, Francis Picabia, Piet Mondrian, Theo van Doesburg, Max Ernst, La casa gris de Mar Chagall, Habitación del hotel de Edward Hopper, , Campesino Catalán de Joan Miró, Sueño causado por una abeja de Dalí, Magritte, Mark Rothko, Willem de Kooning, Jackson Pollock, Alberto Giacometti, Francis Bacon, Robert Rauschenberg y Hans Hoffmann. 














martes, 2 de octubre de 2012

La Batalla de Anghiari

La Batalla de Anghiari, copia de Rubens 

La Batalla de Anghiari es una pintura al fresco de Leonardo da Vinci, actualmente perdida, pintada en un muro del Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio de Florencia, entre 1503 y 1506. Leonardo abandonó Florencia en 1506, dejando la pintura inacabada. En 1549 aun estaba a la vista, y desapareció en 1563 al encomendarse a Giulio Vasari la remodelación del gran salón. Recientemente algún experto ha afirmado haber hallado, con ayuda de un endoscopio, el antiguo fresco disimulado tras un muro, debajo de los frescos de Vasari.

Se conocen varios de los dibujos preparatorios elaborados por Leonardo da Vinci, aunque ninguno permite ver la escena en su conjunto. Los caballeros que ocupaban el centro de la composición, es la parte mejor conocida, gracias a cierto número de copias antiguas en papel y un grabado de Lorenzo Zacchia el joven (1558), que pudo ser utilizado en 1603 por Peter Paul Rubens para un dibujo conservado en el Museo del Louvre, la más célebre de las réplicas del fresco perdido.

Los dos grandes genios del Renacimiento Miguel Ángel y Leonardo se encontraron, en abril de 1503, enfrentándose directamente sobre el terreno de la pintura, pues ambos recibieron un encargo para decorar el Salón de los Quinientos. Miguel Ángel acababa de finalizar su David, cuando fue designado para pintar la pared de la izquierda. Ambos debían realizar una batalla, la de Leonardo sería la de Anghiari, en la que vencieron los florentinos, Miguel Ángel pintaría un episodio de la Batalla de Cascina (1364), cuando las tropas florentinas que se estaban bañando en el Arno se alertaron ante un posible ataque de sus enemigos de Pisa.

Sin embargo, Miguel Ángel no permaneció mucho tiempo en Florencia. Finalizó el cartón, y solo parcialmente la pintura. Fue invitado a regresar a Roma en 1505 por el nuevo papa Julio II, con el encargo de realizar la tumba del papa. Del cartón de Miguel Ángel para pintar el mural existe una copia parcial en Norfolk (Inglaterra), y un fragmento aun más reducido fue grabado por Marcantonio Raimondi, provocando la admiración de Rafael.

El 24 de octubre de 1503, el Consejo asignó a Leonardo un local en Santa María Novella para que le sirviera de estudio. Leonardo dibujó una escena de un violento choque de caballos y una furiosa batalla de hombres peleando por el estandarte de la batalla de Anghieri.


Uno de los tantos dibujos de Leonardo (caballos) para la Batalla de Anghiari

Leonardo montó un ingenioso andamio en el Salón de los Quinientos que podía alzarse o doblarse del mismo modo que un acordeón. La pintura iba a ser su obra más grande y sustancial. La técnica del fresco no era el fuerte de Leonardo, ya que requiere una ejecución rápida y Leonardo solía pensar y razonar mucho antes de dar cada pincelada. Decidió utilizar otra técnica, no solo para retocar y mejorar su obra, sino también para darle mayor resistencia a los colores, utilizando la técnica del encaustro que requería un calor muy fuerte para fijar los colores a la pared. Al realizar algunas pruebas le dio un resultado satisfactorio, aunque al aplicar el método sobre la Gran Cámara, los hornillos solo secaban la parte baja de la pintura, mientras que la parte alta se comenzó a desprender, y los colores llegaban a mezclarse entre ellos, ya que no era posible secarlos totalmente. Decepcionado Leonardo abandonó el proyecto.

En realidad, y a pesar del desastre, la obra estaba prácticamente acabada. Leonardo había trabajado durante un año con seis asistentes, entre ellos Hernando de los LLanos, pintor renacentista español. A pesar de los daños la Batalla de Anghiari permeneció expuesta en el Palazzo Vecchio durante varios años. Entre los artistas que la pudieron observar (y que la copiaron) se encuentra Rubens. Es gracias a su copia que se tiene, en la actualidad, una idea bastante clara del fresco de Leonardo. Las pinturas inacabadas de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel colgaron juntas, en paredes opuestas, por casi una década. Lamentablemente el cartón de la pintura de Miguel Ángel fue cortado en trozos por Baccio Bandinelli, por celos. 

El Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio, en aquel entonces la Sala del Consejo Mayor de la República de Florencia, es la sala más grande para la gestión gubernamental realizada en Italia. Hoy tiene 54 metros de largo por 18 de alto, pero en los tiempos de Leonardo era muy distinta,más espartana y menos decorada.Fue Giorgio Vasari quien al transformarla a petición de Cosme I de Médici, para acentuar su belleza, la acortó y la alzó unos 7 metros. En lo alto se realizó el techo dorado con paneles sobre los que se observa el triunfo de Cosme, el nuevo soberano de Florencia, y la sumisión de la ciudad y de los cuarteles. 


Uno de los estudios realizados por Leonardo 

Maurizio Serachini, un experto italiano en análisis de arte de alta tecnología cree que detrás de los murales de Vasari, La Batalla de Marciano en Val di Chinana (1563), está escondido el fresco original de Leonardo da Vinci. Sobre lo alto del fresco de Vasari, a 12 metros del suelo, un soldado florentino mueve un estandarte con las palabras El que busca encuentra. Estas palabras enigmáticas parecen ser una pista de Vasari, quien siempre había hablado en términos de gran admiración hacia los frescos de Leonardo da Vinci. En la pared oeste había cuatro ventanas, hoy tapadas, por lo que no podría haber alojado la pintura, pero en la este solo había dos ventanas, es aquí donde se ejecutó el mural. Vasari es muy claro en sus escritos: el lado izquierdo de la pared estaba reservado a Miguel Ángel, mientras que el derecho a Leonardo. Considerando todas las modificaciones que había sufrido el Salón, se ha calculado que el núcleo de la pintura, el más famoso, probablemente se encuentre en la zona sobre la puerta del sureste.

Serancini cree que es improbable que Vasari destruyera la obra de su predecesor durante su renovación del Salón de los Quinientos, y que habría intentado salvar, de algún modo la pintura. Usando técnicas no invasivas, como radar de alta frecuencia que penetra en la superficie y cámara termográfica, Serencini realizó una investigación en el Salón. Entre otras conclusiones encontró que Vasari había construido otra pared oriental, donde se documentó la existencia del fresco original de Leonardo. Afirmó que encontró un hueo, de 1 a 3 centímetros entre las dos paredes, suficientemente grande para que se conservase un antiguo fresco.

A principios del 2007, el Ayuntamiento de Florencia y el Ministerio de Cultura dieron luz verde a mayores investigaciones. En 2011 se planteó seriamente realizar catas e inspecciones, mediante la inspección de pequeñas cámaras en grietas u orificios practicados en la pared. Fue entonces, cuando estalló la controversia entre expertos, al considerar que estas exploraciones atentaban contra la integridad del mural de Vasari. Se argumentó que las posibilidades de encontrar el mural de Leonardo eran mínimas y que no justificaban poner en riesgo lo actualmente visible. En marzo del 2012 fue confirmada la existencia de una cámara interior de aire de dos centímetros entre el mural de Vasari y la pared posterior. Muestras tomadas de la pintura apuntan al mismo tipo que la empleada en el taller de Leonardo, así como una capa beige, realizada con pincel.