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domingo, 29 de julio de 2012

Museo Calouste Gulbenkian y el Centro de Arte Moderno, Lisboa


El Museo Calouste Gulbemkian se encuentra en la ciudad de Lisboa, Portugal. El Museo abrió sus puertas en octubre de 1969, siguiendo las disposiciones de Calouste Gulbenkian, industrial de origen armenio, establecido en Portugal a mediados del siglo XX y que a lo largo de su vida reunió una vasta colección de arte. Su colección está compuesta por aproximadamente seis mil piezas de arte antiguo y moderno, de las cuales unas mil se encuentran expuestas al público. La gestión de la institución depende de la Fundación Calouste Gulbenkian, que abarca además otros campos, como una compañía de ballet y un centro de arte moderno. El edificio del museo, en el parque Santa Gertrudes, fue construido por Alberto Pessoa, Pedro Cid y Rui de Althougia.

El parque Gulbenkian, situado cerca de la Plaza de España, en la zona centro norte de Lisboa, tiene un área de casi nueve hectáreas y corresponde al antiguo parque de Santa Gertrudes, adquiridos por la Fundación a los Condes de Vilalva en 1957. Sus jardines interiores y terrazas fueron diseñados por los arquitectos y paisajistas Gonçalvo RibeiroTeles y António Viana Barreto, quienes trabajaron en estrecha colaboración con los arquitectos responsables de los proyectos de los edificios (sede y Museo), Alberto Pessoa, Pedro cId y Rui Athougia. Posteriormente fue construido el Centro de Arte Moderno, que ocupa también una parte del parque y que se comunica con el edificio principal y del museo a través de un túnel subterráneo.

Calouste Sarkis Gulbenkian (1869 - 1955) nació en Estambul, Turquía en el seno de una familia de comerciantes acomodados. Estudió en Marsella y en Londres, donde se destacó en Ingeniería y Ciencias Aplicadas y adquirió la ciudadanía británica. Su vida profesional se orientó a la industria del petróleo y fue fundamental su papel en el desarrollo del Medio Oriente. De sus negociaciones entre diferentes compañías solía percibir un porcentaje, razón por la que se lo conoce también como el Señor 5%


Las operaciones exitosas en el mundo del petróleo le permitieron acumular una fortuna enorme que destinó a su mayor pasión: la colección de objetos de arte. Llegó a Lisboa en 1942, donde permaneció el resto de sus días. Agradecido por la hospitalidad con  que fue recibido, se presentó en el Museo Nacional de Arte Antiguo con una importante cantidad de objetos de incalculable valor. 








A pesar de que el testamento de Calouste Gulbenkian no incluía ninguna disposición que estableciese la reunión de toda su colección en un solo museo, si se conocía su preocupación por el futuro de sus obras de arte, por ello los albaceas y el primer presidente de la Fundación Gulbenkian José de Azeredo Perdigao asumieron el compromiso de agruparlas. Después de los acuerdos que hicieron posible que las obras de arte de CAlouste Gulbenkian, dispersas por el Reino Unido, Estados Unidos y Francia fuesen trasladadas a Portugal, se inició la concepción y construcción de un museo contiguo a la sede de la Fundación, que fue inaugurado en 1969 y reformado en 2002.


La concepción del edificio se planeó como un espacio sobrio, de líneas simples, organizado en torno a dos grandes jardines interiores y con numerosos vanos vidriados para dar luminosidad y permitir que la naturaleza circundante pueda dialogar con el arte.


La distribución cronológica y geográfica de las colecciones determina dos circuitos independientes. El primer circuito está dedicado al arte oriental y clásico y se desarrolla a través de las galerías del Arte Egipcia, grecoromana, Mesopotámica, Oriente islámico, Armenia y Extremo Oriente. El segundo circuito está dedicado al Arte  Europeo con núcleos de Libros, Esculturas, Pinturas y Artes Decorativas, donde se destaca el arte francés del siglo XVIII, y en especial la obra de René Lalique.


Entre las piezas más antiguas, cuyo valor es inestimable hay una taza de la tercera dinastía egipcia, un jarrón griego del siglo V antes de Cristo y 11 medallones romanos encontrados en Egipto que se creen que datan de los tiempos de Alejandro Magno. El gusto por el Arte del Oriente Próximo es un reflejo de su origen: alfombras, trajes, cerámicas y manuscritos integran la magnífica colección de Persia y Turquía.












Las pinturas occidentales encuentra un punto destacado en dos obras de Rembrandt: Retrato de un viejo y Alejandro Magno. También se destaca el Niño con cerezas de Manet, Retrato de Madame Claude Monet pintado por Renoir y una colección de Vistas de Venecia pintado por Francesco Guardi. Entre las esculturas la estrella es una Diana cazadora de Houdon, que fue una de las obras más importantes del Museo Hermitage de San Petersburgo.


Desde su nacimiento y como complemento a su intervención en el ámbito del arte, la fundación Calouste Gulbenkian empezó a adquirir obras de artistas portugueses, organizó exposiciones y elaboró publicaciones, en especial para investigación y divulgación del arte portugués contemporáneo. Tomando como punto de partida este conjunto de obras esencial, se pensó en crear un espacio donde exponerlas de forma permanente, y en 1979 se decidió construir un centro de investigación y divulgación del arte moderno, proyecto que fue asignado al arquitecto inglés Sir Leslie Martin.


Hoy la fundación cuenta con una colección en la que están representadas todas las fases y movimientos del arte portugués del siglo XX, abriéndose perspectivas para el siglo XXI. 


La colección cuenta con obras de artistas del modernismo portugués de principios del siglo XX, tan importantes como Amadeo de Souza Cardoso o Almada Negreriros, o del llamado seggundo modernismo (años treinta y cuarenta), entre los que se destacan artistas como Eduardo Viana y Mario Eloy. 


El conjunto de obras pertenecientes al período comprendido entre la década de los setenta y los noventa es, sin duda, el más nutrido de la colección. Dentro de él se encuentran obras de artistas portugueses de varias generaciones, como Menes, Angelo da Sousa, Luís Noronha da Costa, Helena Almeida, Fernando Calau o Paula Rego, y obras de artistas que no empezaron su producción hasta los años ochenta, como Pedro Calapez. La colección integra también algunas piezas de arte extranjero, de artistas interncionales que influyeron en los artistas portugueses y se relacionaron con ellos, como Sonia Delaunay, Arpad Szenes o Joaquín Torres García. También existe un importante conjunto de obras de arte inglés contemporáneo.





















sábado, 21 de julio de 2012

Visita al Museo Nacional de Bellas Artes


El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) es un museo de arte argentino con sedes en la Ciudad de Buenos Aires  y en la ciudad de Neuquén (MNBA Neuquén). Este museo tiene el mayor patrimonio artístico del país y es uno de los principales en Latinoamérica.

El Museo Nacional de Bellas Artes fue inaugurado el 16 de julio de 1895 y su primera cede funcionó en las galerías del Bon Marché, en la actualidad Galerías Pacífico, un paseo elegante de compras. Abrió sus puertas al público el 25 de diciembre de 1896, bajo la dirección de Eduardo Schiaffino.

Desde ese momento el patrimonio del museo comenzó a aumentar de peso, tanto por las compras como por las donaciones. En 1909 el museo había duplicado su acervo por veinte, por lo que tuvo que ser mudado a un nuevo edificio. El edificio elegido fue el Pabellón Argentino, una estructura de hierro, alambre y vidrio construida en la Plaza San Martín para representar a la Argentina en la Exposición Universal de París (1889). EL MNBA funcionó en ese edificio hasta 1932, cuando comenzó a trasladarse a la llamada Casa de Bombas, su actual ubicación, cedido a la Comisión Nacional de Bellas Artes en 1931. Las reformas de este edificio fueron encargadas al arquitecto Alejandro Bustillo, quien proyectó salas espaciosas y bien iluminadas, y concibió un itinerario espacial ordenado con el menor cansancio de atención o movilidad del visitante, algo adoptado de los museos europeos. La fachada del edificio fue intensamente reformada, perdiendo su estilo italianizante original en pos del neoclásico, favorito de Bustillo y también visible en otras grandes obras suyas, como en el Banco Nación o Hotel Continental. Las ventanasfueron cegadas y la abundante ornamentación fue quitada, dejanndo el frente de la antigua Casa de Bombas casi liso, destacándose solamente las cuatro grandes columnas agregadas por Bustillo y una cornisa.




La mudanza a esta nueva sede comenzó en septiembre de 1932 y el museo fue reinaugurado  el 23 de mayo de 1933. A partir de ese momento la nueva sede edilicia del MNBA sufrió varias modificaciones, la primera reforma importante fue en 1960, cuando se construyó un pabellón para las muestras temporarias en el marco de la Exposición Nacional del Sesquicentenario. En 1980 se inauguró la sala más amplia del museo con 1536 metros cuadrados, que actualmente alberga la colección de Arte Argentino del siglo XX. En 1984 fueron concluidas las obras del segundo piso, que incluyen diferentes departamentos técnicos y administrativos, y las dos terrazas de esculturas.

Actualmente el museo cuenta con 34 salas de exhibición, 24 ubicadas en la planta baja (200 metros cuadrados), 8 en el primero (2.200 metros cuadrados) y 2 en el segundo piso (410 metros cuadrados). En la planta baja puede encontrarse una biblioteca especializada de arte, con un patrimonio de 150.000 volúmenes, mientras que en el primer piso fue construido un auditorio de 320 metros cuadrados, donde se realizan diferentes actividades artísticas.

El patrimonio del museo alcanza en la actualidad 12.713 obras (comprende pinturas, esculturas, tapices, grabados, dibujos y objetos), de las cuales se exhiben menos de 700. Además de los autores de las colecciones que se han donado al museo, se encuentran obras  de Rembrandt, Rubens, Degas, Renoir, Cézanne, Morandi, El Greco,, Rodin, Marc Chagall, entre otros genios mundialmente reconocidos del arte. Asimismo se encuentran obras de destacados pintores y escultores argentinos como Cándido López, Castagnino, Benito Quinquela Martín, Fernando Fader, Xul Solar,Emilio Pettoruti, Carlos Alonso, etc.




Los Museos están al servicio de la sociedad y de su desarrollo. Ellos adquieren, conservan y exponen (como en este caso) colecciones de arte, lo que les confiere un valor cultural enorme. 

La visita a un Museo se puede convertir en una verdadera aventura de conocimiento y aprendizaje. Es en sus paredes donde, admirando cuadros y/o esculturas, el visitante tiene no solo la posibilidad de admirar las obras de arte expuestas, sino también de acercarse un poco más a estos grandes genios del Arte Universal. 

Cada una de las salas del Museo Nacional de Bellas Artes está pintado de un color distinto, lo que le confiere un distintivo especial. Decidí comenzar mi recorrido por orden (es decir, desde el medioevo hacia adelante), allí me tropecé con varias esculturas y cuadros, generalmente de autores anónimos, que mostraban el mundo artístico de aquella época de manera excelente. Lentamente fui recorriendo las demás salas, tropezándome con cada paso, con infinitos tesoros artísticos: pinturas flamencas, holandesas y del renacimiento italiano (donde volví a encontrarme con Tiziano), esculturas y cuadros (entre los que encontré varios de Rubens), donados por familias de clase alta, cuadros de El Greco, Zurbarán y los inconfundibles y siempre especiales lienzos de otro grande de la pintura española: Francisco de Goya y Lucientes. A esta altura del recorrido la emoción era enorme: observar algunos de sus Caprichos (que fueron donados por el Museo del Prado), su Escena de Guerra (1808) o su Incendio de un hospital  (también de 1808), en detalle, fue, sinceramente, un encuentro único y maravilloso.




Pero la tarde y las sorpresas recién habían comenzado: caminando por aquellas salas tan bien iluminadas, me encontré no solo con Goya, Rubens y Tiziano, sino también con algunas esculturas de Rodin, como su famoso Beso, el cual estudié en detalle, aun quedaban otros emocionantes e inolvidables momentos para vivir. 

Uno de los movimientos pictóricos más admirados por mi persona es el Impresionismo. Fueron algunos de sus pintores (y sus cuadros)  los responsables, en cierta manera, (aunque no fueron los únicos), de mi verdadera pasión que siento actualmente por la pintura. Pasé y admiré los cuadros de la Escuela de Barbizon y...., de repente, me encontré con la impactante La ninfa sorprendida (tercera imagen) de Manet, que en realidad, observa muy tranquilamente al visitante..., a esta altura de los acontecimientos ya no estaba segura de donde me encontraba: ¿Acaso me encontraba en París, en el Museo d'Orsay?...,¿o en Buenos Aires?..., ¿era posible que estuviera frente a frente con mis tan admirados Impresionistas (y con Manet)?..., ¿o era un sueño?. Al pisar la sala de la pintura impresionista se me humedecieron los ojos y un frío intenso bajó por mi espalda... Allí se encontraban todos ellos: Monet con su Berge de la Seine, Pierre Auguste Renoir con su Retrato de Mujer, Camille Pissarro con su Prairis du Valhermeil, pres Pantoise y Vincent van Gogh con su Le Moulin de la Galette.., , y mientras observaba aquel cuadro pude escuchar en mi interior la melodía de Don McLean Stary Stary Night..., sin olvidarme de Paul Cézanne y, de algunas maravillosas pinturas de Joaquín Sorolla. ¿Con cual quedarme?..., todas ellas son preciosas: ¿Monet y su elegancia al pintar? ¿Sisley con su amor por el agua?... ¿o con la delicadeza con la que Renoir retrataba a las mujeres? ¿o con la sutiliza con que Degas pintaba a las bailarinas?..., ¿o con aquella luminosidad de Sorolla quizás?.., ¿o con la distinción con la que Manet nos entregó y mostró su Arte?... Difícil e imposible elección......

EL 12 de septiembre de 2004 fue inaugurada una sede del MNBA en la ciudad de Neuquén. El edificio fue diseñado por el arquitecto Mario Ávarez, posee una superficie de 2500 metros cuadrados. Al ser un edificio especialmente construido para albergar el museo está dotado de una amplia funcionalidad. El museo cuenta con cuatro salas, tres para albergar la muestra permanente de 215 obras, y la restante para las exhibiciones temporales. Además cuenta con un auditorio para 400 personas, utilizado para diversas actividades culturales. 

Fue, sin lugar a dudas, una tarde llena de intensas emociones. Y un paseo, un recorrido maravilloso por el mundo precioso del Arte Pictórico.




sábado, 14 de julio de 2012

El Arte de Tintoretto



Tintoretto, (Jacopo Comin, Venecia, 29 de septiembre de 1518 - Venecia, 31 de mayo de 1594), fue uno de los grandes pintores de la escuela veneciana y probablemente el último gran pintor del Renacimiento italiano. En su juventud también recibió el apodo de Jacopo robusti, pues su padre defendió las puertas de Padua frente a las tropas imperiales de una manera bastante vigorosa. 

Por su fenomenal energía a la hora de pintar fue apodado Il Furioso, y su dramático uso de la perspectiva y los especiales efectos de la luz hacen de el un precursor del arte barroco. Sus trabajos más famosos son una serie de pinturas sobre la vida de Jesús y la Virgen María en la Scuola Grande di San Rocco, en Venecia.

Nació en la por entonces República de Venecia en 1518, siendo el mayor de 21 hermanos, su padre Giovanni era tintorero, de allí su apodo Tintoretto. La familia era originaria de Brescia, una ciudad estado a unos 170 kilómetros de Venecia, aunque otros estudios indican que la familia procedía de Lucca.

En su infancia, Jacopo, un pintor innato, comenzó a pintajarrear sobre las paredes de la tintorería, por lo que su padre lo llevó al taller de Tiziano para que aprendiera a ser artista, alrededor de 1533, cuando Tiziano contaba con unos cincuenta y seis años de edad. Alumno, aunque por poco tiempo de Tiziano, aprendió de éste (a quien admiraba) el arte del color y de las sombras. No buscó otro maestro, sino que estudió por cuenta propia, vivió pobremente, coleccionando moldes y bajorrelieves para practicar con dicha ayuda.

Su noble concepción del arte y su alta ambición personal quedaron evidenciados en la inscripción que colocó por encima de su taller: El diseño de Miguel Ángel y el colorido de Tiziano. Sentía verdadera pasión por el efecto de las luces. Realizaba figuras de cera de sus modelos y experimentaba con ellas colocándolas en distintos ángulos para estudiar el efecto de la luz antes de pintarlos. Como resultados de dichas pruebas, algunas figuras aparecen en más de una de sus obras, pintadas con diferente iluminación.




Un documento de 1939 lo menciona como un pintor independiente. Frecuentaba la compañía del joven pintor Andrea Schiavone, a quien ayudó gratis a realizar sus pinturas murales, trabajando, en otras ocasiones sin retribución alguna, con lo que se aseguraba la obtención de encargos. Las dos pinturas murales más tempranas que se conocen del artista (y hechas sin retribución) parecen ser El festín de Belhazzar y Lucha de caballería. Lamentablemente estas obras han desaparecido. 

Una de las primeras obras de Tintoretto, se encuentra en la Iglesia del Carmen en Venecia: La presentación de Jesús en el Templo, mientras que en San Benedetto nos podemos encontrar con la Anunciación y Cristo con la mujer de Samaria. Se le atribuye también escenas mitológicas para los artesonados del techo del palacio veneciano de los Pisarni (1541). También realiza retratos de nobles burgueses venecianos, como, por ejemplo, el Retrato de un gentilhombre veneciano.


Para la Scuola della Trinità  pintó Historia del Génesis (1550 - 1552). Dos de los cuatro temas pintados, que actualmente se encuentran en la Galería de la Academia de Venecia son Adán y Eva y La muerte de Abel, de gran maestría. 


Tintoretto pintó para la Iglesia de Santa María del Huerto tres de sus obras destacadas: La adoración del becerro de oro, La presentación de la Virgen en el Templo y El juicio final, entre 1562 y 1564, hoy terriblemente repintadas.


Entre 1548 y 1563 pintó varios lienzos de gran tamaño con escenas de la vida de San Marcos. Con representaciones caracterizadas por una acción vehemente, desconocidas hasta entonces por la pintura veneciana. De 1548 es San Marcos liberando al esclavo, obra maestra innovadora. Fue muy celebrada, actualmente se la puede admirar en la Galería de la Academia de Venecia. 








Durante los años 1564 a 1588 realizó la decoración de la Escuela y la adyacente iglesia de San Roque, en la que se destaca La curación del paralítico (1559). Además pintó escenas de la vida de San Roque en el presbítero de dicha iglesia. 


Las primeras pinturas que realizó para la Escuela se encuentran en la pequeña Sala dell'Albergo, ellas son: pequeño Autorretrato (1573), Crucifixión (1565), Jesucristo ante Pilatos, La coronación de espinas y La ascención al calvario. En el techo del Salón Superior se destacan: La caída de maná, El milagro de la serpiente de bronce y Moisés saca agua de la roca. Sobre las paredes del Salón los frescos tratan escenas del Nuevo Testamento: San Roque, San Sebastián, La adoración de los pastores, El bautismo de Jesús, La Resurrección, La agonía en el Jardín, La Última Cena, La visión de San Roque, El milagro de los panes y los peces, La resurrección de Lázaro, entre otras, mientras sus pinturas tardías ocupan el Salón Inferior, junto a la entrada, todas ellas realizadas entre 1583 y 1587, ellas son: Anunciación, Asunción de la Virgen (lamentablemente desfigurada después de la restauración), La huída a Egipto, Santa María Magdalena, entre otras pinturas de igual importancia. 


Se considera que en torno a 1560 Tintoretto comenzó sus numerosas pinturas en el Palacio Ducal de Venecia, ejecutó un retrato del dogo, a la que le siguieron varias obras más como La excomunión de Federico Barbarroja por el papa Alejandro III y La Victoria de Lepanto, ambas destruidas por el gran incendio de 1577. Después del incendio , Tintoretto comenzó nuevamente a pintar, esta vez con la ayuda de Paolo Veronese. Sus obras han sido, en su mayor parte, lamentablemente retocadas en años posteriores, y algunos de los mejores monumentos a su poder pictórico han quedado degradadas a obras de menor importancia.


Las dos obras que culminan la carrera de Tintoretto fueron Paraíso y La última cena. El Paraíso ocupa la pared este de la Sala del Consejo Mayor en el Palacio Ducal. Es considerado el mayor cuadro del mundo sobre lienzo con sus 7,45 por 24,65 metros. Es una obra de tan vasta escala, tan colosal en la extensión de su poder, tan desconsiderada con los estándares ordinarios de concepción o modelo y una mano mágica para trabajar las formas y el color, que ha desafiado a los entendidos durante tres siglos. Pocos ojos supieron ver que era un trascendente monumento a las facultades humanas aplicadas al arte pictórico.


Después de esta obra, Tintoretto realizó sus últimos cuadros para la iglesia y monasterio de San Giorgo Maggiore: La última cena (1592-94), Recogida del maná (1594) y La deposición (1592-94). Una comparativa entre su obra La última cena con la de Leonardo da Vinci demuestra de que forma evolucionó el arte desde el Renacimiento. En la obra de Leonardo, los discípulos se sitúan alrededor de Jesús con una simetría casi matemática. En las manos de Tintoretto, la misma escena aparece dramáticamente distorcionada. La escena tiene lugar en una taberna sombría y popular, donde las aureolas de los santos aportan una luz extraña que subrayan detalles incongruentes.








Su estilo inicialmente siguió al de Tiziano. Evolucionó a partir de 1540, siendo de tendencia manierista más marcada que Tiziano y Veronés. Pinta con pasión , alcanzando en su plenitud su característica audacia, su uso dramático de la luz y sus enfáticos efectos de perspectiva, que hacen que parezca un artista barroco adelantada a su tiempo.


De MIguel Ángel toma las anatomías y las posturas difíciles, siendo este modelado del cuerpo una novedad en Venecia. sus efectos de perspectiva son enfáticas, las inserta en un marco muy característico de la escuela veneciana como son el color, el paisaje y la luz. Esta última cobra singular importancia en sus últimas obras.


Tuvo una enorme capacidad de trabajo. Ejecutaba las obras, una tras otra, con rapidez, pues tenía muchos encargos. Esta producción, de más de 300 obras, se explica, además, por la existencia de un taller. Se decía que había terminado en dos meses dos pinturashistóricas, con veinte figuras figuras, siete de las cuales eran retratos. Los venecianos sostenían que Tintoretto tenía tres pinceles: uno de oro, el segundo de plata, y el tercero de hierro.


Cultivó tanto el lienzo como el fresco. Los temas tratados fueron, especialmente, religiosos. Además realizó numerosos retratos de magistrados, funcionarios y hombres de letras. Finalmente, influyó en El Greco, quien, con toda seguridad, conoció sus obras durante su estancia en Venecia. Recién a partir del siglo XX se lo considera uno de los grandes maestros de la pintura universal.




























martes, 10 de julio de 2012

La exposición Meraviglie delle Marche en El Museo Nacional de Arte Decorativo, Buenos Aires

El Museo Nacional de Arte Decorativo fue creado en 1937 por ley 12351 del Gobierno Nacional que determinó la adquisición de la residencia y la colección de arte de Josefina de Alvear y Matías Errázuris. El edificio, excelente ejemplo del estilo ecléctico  francés, de gran auge en la ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XX, los muebles de época, las pinturas, las esculturas y los objetos de arte decorativo justificaron plenamente esa inversión para brindar a la comunidad un nuevo museo. 


El arquitecto francés René Sergent (1865 - 1927) realizó el proyecto de la residencia en 1911. En ese año la Sociedad Central de Arquitectos Franceses le había otorgado la Gran Medalla de la Arquitectura Privada destacando las cualidades de su obra sobria y elegante dentro del contexto ecléctico. Había estudiado en la Escuela Especial de la Arquitectura de París. Hacia 1884 estableció su propio estudio. Su arquitectura ponía el acento en el confort y en la comodidad de la distribución y se hizo célebre por la construcción de residencias particulares de estilo neoclásico. 


Todos los materiales, salvo la mampostería gruesa, fueron traídos de Europa. Los revestimientos de madera, espejos, mármoles, carpinterías, fallebas, molduras, llegaron preparados para su directa colocación en obra y para algunas tareas específicas, como la realización de estucos, vinieron artesanos europeos.


El aspecto exterior es sobrio e imponente, inspirado en el neoclasicismo del siglo XVIII. Los cuatro niveles son visibles desde el exterior: el subsuelo tiene ventanas que se abren en el basamento, la planta principal está comunicada con el jardín y la terraza por puertas en arco de medio punto, encima de éstas se abren las ventanas que corresponden a los aposentos, en el último nivel, detrás de la balautrada, se ven las lucarnas de ventilación de las áreas de servicio que ocupa la mansarda. 






El Museo Nacional de Arte Decorativo ha albergado distintas muestras de gran importancia durante los últimos años, algunas de ellas han sido las siguientes: 



  • Muestras antológicas de Dalí y Picasso (1986)
  • Los dibujos de Ingres del Museo de Montauban (1987)
  • Los tesoros antiguos del Kremlin (1988)
  • La retrospectiva de Tapiès (1992)
  • Los bronces antiguos de China (2004)
  • Las esculturas de Rodin de la colección Slim (2008)
En realidad, y teniendo en cuenta estos antecedentes, sumados a la grandiosidad, elegancia y hermosura del edificio, no se podía imaginar un lugar mejor para una exposición de tal importancia histórica-artística. Se la podrá admirar y disfrutar hasta el 30 de septiembre próximo.

Recorrer la delicada exposición, montada con mucho cariño y cuidado, iluminada de manera tal que la grandiosidad de las obras no compita con las formidables salas del Museo, es una experiencia sorprendente. 

La muestra nos lleva de la mano desde el Gótico hasta el Renacimiento, permitiendo observar en detalle el manejo de la perspectiva, el alargamiento de la imagen humana, el cambio de colores, la introducción de la naturaleza muerta y el uso de sombras y nubes, símbolos del más allá.








Las 43 obras que componen dicha exposición son todas maravillosas, aunque, obviamente, algunas de ellas se destacan del resto, siendo verdaderas joyas del arte pictórico internacional, y ante las cuales solo cabe un silencioso reconocimiento y admiración por aquellos verdaderos Maestros de la pintura que dejaron plasmados sobre aquellos lienzos todo su arte. Tal es el caso de Rafael, representado por su Santa Catalina de Alejandría. Al observarlo en detalle se puede notar la delicadeza con que fue realizada esta figura de pátina marmolada de principios del 1500, especialmente su rostro, llegando a conmover hondamente al espectador. Rafael muere el 6 de abril de 1520, con apenas 37 años de edad...., sin olvidarnos de otro grande de la historia de la pintura: Tiziano Vechello, de quien podemos admirar su Resurrección


En la sala dedicada al siglo XVII nos encontramos con obras vinculadas a Caravaggio. Entre todas aquellas obras preciosas que la decoran, se destacan Orazio Lomi (Gentileschi), , con su Virgen del Rosario y Giovanni Francesco Guerrieri, con su Magdalena Penitente.


Finalmente llegamos hasta el enorme Tapiz de Peter Paul Rubens La Asunción de la Virgen, una de los lienzos más grandes de la exposición,   (la primera imagen que pueden observar en el blog), y ante tanta belleza y armonía solo cabe admirarlo en silencio,  con respeto y admiración.


Fue una maravillosa y emocionante experiencia el poder recorrer esta exposición, en la cual me encontré cara a cara con muchos de los artistas que admiro. ¿Que decir de Rafael, Tiziano o Rubens que no se haya dicho ya una y mil veces? Ellos no solo han sido grandes artistas, sino también han marcado el rumbo de una buena parte de la historia de la pintura, y sus obras nos hablan no solo de su enorme talento y capacidad creativa, sino también de la manera en que percibieron el momento histórico que les tocó vivir, y de aquella sensibilidad especial, diferente en cada uno, que los hizo únicos Maestros de su arte, que nos pertenece a todos, formando parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad. 










sábado, 7 de julio de 2012

A 150 años del nacimiento de Gustav Klimt


En uno de los escasos textos autobiográficos que aun conservamos, Kimt escribió: Estoy convencido de que no soy una persona especialmente interesante. Soy pintor, alguien que pinta todos los días desde la mañana hasta la noche. Figuras, paisajes, de vez en cuando retratos... Si alguien quiere descubrir algo de mi puede contemplar atentamente mis pinturas y tratar de descubrir a través de ellas lo que soy y lo que quiero. Sin embargo, el hombre poco interesante será uno de los creadores más originales de las primeras décadas del siglo XX. 


Gustav Klimt nació en Baumgarten, en las cercanías de Viena (hoy distrito XIV de la ciudad) el 14 de julio de 1862. Su padre, Ernst, era grabador, aunque en su juventud hubiese soñado con ser cantante de ópera. Eran una familia humilde que cambiaban con frecuencia el domicilio al no poder pagar el alquiler. A los seis años, el pequeño Gustav acudió a la escuela pública, obteniendo su certificado de estudio a los catorce. Ya en esa época mostró buenos dotes para el dibujo por lo que los profesores aconsejaron a sus padres que hiciese el examen de ingreso en la Escuela de Artes Junto a su hermano Ernst y a Franz Matsch formó una Compañía de Artistas poco tiempo después. Los hermanos Klimt estudiaban gracias a una beca y pronto comenzaron a recibir encargos, por lo que la situación económica familiar comenzó a aliviarse. Su primer trabajo fueron los dibujos de las vidrieras de la Iglesia Votiva de Viena.Tras tres años dibujando moldes de escayola y estatuas clásicas, habían superado la formación de la escuela, por lo que pensaron presentarse a las oposiciones estatales para profesores de dibujo en las escuelas secundarias. 


En 1881 los tres jóvenes artistas crearon un estudio, tras haber recibido importantes encargos con la decoración del patio del Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte) de Viena o de los techos del Palacio Sturnany de Viena y del balneario Carlsbad en Checoslovquía. La Compañía de Artistas comenzaba a cosechar importantes éxitos debido a que podía trabajar más de prisa que un pintor en solitario, asegurándose la unidad de estilo. Durante gran parte de 1883 la Compañía estará decorando el Teatro Municipal de Reichenberg. El resultado fue tan satisfactorio que el propio rey de Rumania les encargó la decoración de la escalera del castillo de Peles con una galería de antepasados.


La fama de los miembros de la Compañía había llegado hasta Viena, gracias a Karl Freiherr von Hasenauer, el arquitecto de Villa Hermes, quien les proporcionó su primer encargo en la capital del imperio: los techos de las escaleras del Burgtheater, siguiendo el más absoluto historicismo en su ejecución. El éxito obtenido llevaría a un nuevo encargo relacionado con dicho teatro: unas obras que recogiesen el ambiente del teatro antes de su demolición. El 28 de febrero de 1890 la Compañía de Artistas recibió el encargo de pintar la caja de la escalera principal del Kunsthistorisches Museum de VIena, siendo responsabilidad de Gustav Klimt realizar los lienzos correspondientes al Arte Egipcio, el Arte Griego y el Renacimiento Italiano. 






En 1892 fallece Ernst Klimt, hermano del artista, con lo que se acelera la disolución de la Compañía de Artistas, y poco tiempo después su padre. Gracias al dinero conseguido, Gustav Klimt realiza algunos viajes, visitando Múnich, una de las ciudades más vanguardistas del momento, donde pudo conocer la obra de Fernand Khnoff, cuyo estilo simbolista influiría en los trabajos por Gustav Klimt entre 1895 y 1898. En 1893 la Compañía recibe el encargo de la decoración de la sala de música y el comedor del Palacio Dumba, poniéndose de manifiesto que los estilos de cada uno eran bastante distintos y ya no podían trabajar de manera complementaria. A pesar de ello, firmaron el contrato, en 1894, para realizar las pinturas del techo del Aula Magna de la Universidad de Viena. En su ejecución, Klimt trabajó más de diez años y supusieron su principal quebradero de cabeza tanto con la prensa como con los expertos, el claustro universitario o el público en general, que se sentía escandalizado  ante el resultado final. Su estilo había sufrido en aquel tiempo un profundo cambio en estas obras, que por desgracia fueron quemadas por las tropas nazi en 1945.


Klimt formaba parte de la Sociedad de Artistas Figurativos de VIena, conocida con el nombre de la Casa de los Artistas. En el seno de dicha sociedad tendrá lugar un importante conflicto que se saldará, en 1897, con la secesión de un importante grupo liderado por el propio artista, y del que también formaban parte los pintores Karl Moll y Kollo Moser y los arquitectos Otto Wagner, Josef Hoffman y Josef María Olbrich.


Una de las principales exposiciones del grupo será la organizada en 1902, dedicada a la escultura de Beethoven, realizada por Max Klinger. Para este evento Kilmt pinta una de sus obras más importantes: el Friso Beethoven. Al año siguiente el edificio de la Secesión recoge la primera retrospectiva de Klimt. En 1903 realiza un importante viaje por Italia visitando Florencia, Venecia y Ravena, interesándose especialmente por los mosaicos bizantinos que decoran las iglesias de San Vital y San Apolinar. Algunos estudiosos sugieren que esta visita provocará el inicio de su fase dorada, cuyas obras más importantes son El Beso y el retrato de Adele Bloch-Bauer I






En 1909 visita París interesándose especialmente por la obra de Toulouse-Lautrec y de los fauvistas, encabezados por Matisse. También le llaman la atención los trabajos de Van Gogh, Gaugin y Munch. A su regreso a Viena se produce un importante cambio en su pintura, ya que finaliza la época dorada y comienza la etapa identificada como caléidoscópica, ya que el decorativismo y la diversidad de colores se adueñan de las telas, como se puede observar en Muerte y vida, por ejemplo. 


En los primeros años de la década de 1910 Gustav Klimt comienza a ser valorado internacionalmente y sus trabajos consiguen buena crítica de la IX Bienale de Vencia (1910), obteniendo, al año siguiente, el primer premio de la Exposición Internacional de Roma. Será en 1911 cuando realice un largo viaje por Europa, visitando Florencia, Roma, Bruselas, Londres y Madrid, donde pudo admirar los trabajos de su admirado Vélazquez. La muerte de su madre, en 1915, supuso un duro golpe para el artista, con la consecuencia de que su paleta se hizo más oscura, lo que conducirá que sus paisajes tiendan al monocromatismo. 


Al año siguiente participará de la exposición del Bund Östereichischer Künstler en la Secesión de Berlín, junto a Egon Schiele y Oskar Kokoschka, dos jóvenes artistas con los que estableció una estrecha relación, especialmente con el primero que conocía desde 1907. Si bien en 1897 se le había negado el nombramiento de catedrático de la Academia de Arte renunciando a las concesiones oficiales tras el escándalo de las pinturas de la Universidad , en 1917 se lo elige como miembro de honor de las pinturas de la Universidad de Viena y Munich. El 11 de enero de 1918 Gustav Klimt sufría un ataque de apoplejía que lo dejó medio paralizado. Fue trasladado a un sanatorio y el 3 de febrero se lo trasladó al Hospital General de Viena, donde falleció a las seis de la mañanadel 6 de febrero, a consecuencia de una neumonía. En su estudio quedaron un buen número de trabajos sin finalizar, y un amplio catálogo de dibujos que fue repartido entre Emile Flöge y los hermanos Klimt.