miércoles, 22 de agosto de 2012

Las colecciones de pintura española e italiana en el Museo del Prado, Madrid

Las Meninas (Velázquez), Museo del Prado, Madrid

Nota: Ya hemos hablado del Museo Nacional del Prado (Madrid, España), uno de los museos más visitados y más importantes del mundo. Es tiempo de comenzar a hablar de algunas de sus colecciones, en este caso, de la de pintura española e italiana. 

La colección de pintura del Museo sobrepasa las 8600 obras. De ellas, poco más de 3000 proceden de la Colección Real, algo más de 2000 del Museo de la Trinidad, y el resto, más de 3500 del fondo denominado Nuevas Adquisiciones, en el que se integran las que realizó el Museo de la Trinidad y las pinturas que recibió, en 1971, del Museo de Arte Moderno. 

Con casi 4900 obras, la sección de pintura española del Museo del Prado no solo es la más completa y nutrida del Museo, constituyendo el núcleo central de sus fondos, sino que además representa la colección más importante numérica y cualitativamente que de esta escuela existe en el mundo. Abarca cronológicamente desde el Románico, con murales del siglo XII hasta el final del siglo XIX, siendo sus dos grandes exponentes Diego Velázquez y Francisco de Goya. Del primero posee 48 cuadros, mientras que de Francisco de Goya tiene 133 pinturas, incluidos casi todos sus cartones para tapices, siendo el artista más extensamente representado en la colección.

Sus ricas colecciones comienzan en el románico, con pinturas murales del siglo XII. También incluyen pintura gótica, desde maestros anónimos hasta autores como Bartolomé Bermejo, Juan de Flandes, Fernando Gallego  y Berruguete, el Renacimiento español representado por Pedro Machuca, Juan de Juanes, Fernando Yañes de la Almedina o Juan Correa de Vivar, con el protagobismo exclusivo de El Greco, del que se exhiben el grupo de obras más numerosas de cuantos existen en lo referido al Manierismo.

La Anunciación (El Greco, 1570), Museo del Prado, Madrid

El período de mayor brillantez de la pintura española, el Barroco, cuenta con ejemplos de casi todos los autores del género, como Zurbarán, Ribera, Murillo, Juan de Valdés Leal, Juan Bautista Maíno, Alonso Cano, Carreño, José Antolínez, entre otros, siendo el más importante de todos Velázquez, del que se exponen la mayoría de sus obras maestras. Del siglo XVIII se destaca la amplísima colección de Goya, que comprende todos los períodos y facetas de su arte, incluyendo grabados, dibujos y las célebres Pinturas Negras. Relevantes son también los bodegones de Luís Meléndez y la colección de Luis Paret, considerado el mejor pintor español del rococó. Por otro lado, el Museo viene realizando un gran trabajo  para la puesta de valor dela pintura española posterior a Goya, que incluyen casi 3700 obras, desde el Neoclasicismo hasta Sorolla, proceso que ha culminado con la apertura en octubre del 2009 de 12 salas en el Edificio Villanueva, que acogen 176 piezas de esta época. Entre las últimas adquisiciones que han enriquecido esta colección se destaca la compra de La Condesa de Chichón de Goya, El barbero del Papa de Velázquez, y la Colección Naserio de bodegones, que ha cubierto múltiples lagunas dentro de tal temática. 

La sección de pintura italianadel Museo del Prado es la segunda en importancia del Museo, tanto por su cantidad, como por su calidad , detrás de la colección española. A pesar de que en tiempos de Juan II de Castilla la literatura italiana tuvo gran influencia en España, las novedades en el campo de las artes plásticas llegaron con retraso, siendo su presencia, hasta el siglo XVI, muy escasa, debido, en gran parte por la predilección del rey y de su hija, Isabel la Católica, por la pintura flamenca.

Los principales coleccionistas fueron los reyes de la Casa de Austria, que adquirieron para sus colecciones abundante pintura romana del siglo XVI, y sobre todo venecina de ese mismo siglo. También formaron importantes colecciones muchos de los virreyes  y embajadores que sirvieron a la Corona en Italia. Con Felipe V, monarca español desde 1700 y perteneciente a la Casa de Borbón, se produjo un cambio de gusto, que pasa a inclinarse hacia el clasicismo, representados por artistas como Annibale Carracci, Guido Reni o Carlo Maratta.

Son muy escasas las obras correspondiente al Trecento, y las existentes corresponden a autores considerados menores, como Francesco Traini (Virgen con el niño), procedente de la Colección Real, y único ejemplar de pintura italiana anterior al 1450 y Giovanni da Ponte, entre otros.



Virgen de la Rosa (Rafael Sanzio), Museo del Prado


La pintura del Quattrrocento del Museo del Prado es una sección de pinturas italianas del siglo XV, pertenecientes a la pinacoteca española, que sorprende por su corta amplitud y por la alta calidad de todas ellas. 

Como fundación real, el Museo del Prado se abasteció de las colecciones de la Corona española. La predilección de los reyes españoles por la pintura flamenca y los temas religiosos incidió en las escasas aportaciones de la pintura del Quattrocento italiana. 

El Quattrocento está escasamente representado, pese a lo cual las pocas obras de este período son obras maestras: La Anunciación (Fra Angelico), tres de las cuatro tablas de La Historia de Nastagio degli Onesti (basada en el Decamenón, de Sandro Botticelli), La muerte de la Virgen (Andrea Mantegna) y Cristo muerto sostenido por un ángel de Antonello da Messina. Por otro lado, la pintura del Cinquecento está representada por La Sagrada Familia del Cordero, La Virgen del Pez y el Retrato del Cardenal de Rafael Sanzio, del que se conserva un total de ocho pinturas, muchas de ellas realizadas en colaboración con el taller. 

La presencia más importante en el Museo del Prado es, sin duda, la de la escuela veneciana del siglo XVI, encarnada en su exponente máximo, Tiziano, además de Paolo Veronese y Tintoretto, quienes con vivos colores recreaban el mundo a su alrededor, tratando con frecuencia, el tema del desnudo femenino. En el antiguo Alcázar de Madrid, los Habsburgo tenían una sala especial dedicada a los desnudos, entre los que se encontraban Venus y Adonis (Tiziano y Veronese), Venus recreándose en la Música, y Danae recibiendo la lluvia de oro. De Tiziano se conserva la más numerosa colección del mundo, con obras como Ofrenda a Venus, La bacanal de los andrios, encargada por el entonces Duque de Ferrara, y El emperador Carlos V en Mühlberg, mientras de Tintoretto se conserva El Lavatorio


Danae recibiendo la lluvia de oro (Tiziano), Museo del Prado

Dentro del manierismo nos encontramos con Tintoretto, aunque el Museo del Prado cuenta con varios cuadros de Parmigianino, Bronzino y Francesco Salviati, además de otras de los precursores Andrea del Sarto, Correggio, Federico Bariocci y Sebastiano del Piombo. 

La pintura barroca italiana constituye uno de los núcleos más compactos del Museo. Las dos grandes tendencias pictóricas de la época, el tenebrismo y el clasicismo boloñés cuentan con buenas colecciones, como Caravaggio (David vencedor de Goliat) y Orazio Gentileschi, su hija, Artemisa Gentileschi, Giovanni Battista Caracciolo o Bernardo Cavallino. La presencia del clasicismo boloñés es muy nutrida con cuadros de Annibale Carrachi (Venus, Adonis y Cupido), Domenichino, Guido Reni (Hipómenes y Atalanta), Guernico y Giovanni Lafranco, sin olvidarnos de Pietro da Cortona y un grupo de obras de Luca Giordano. A todo lo anterior hay que añadir los ejemplos de otros importantes artistas barrocos, como Francsco Furini, Salvatore Rosa, Orazio Borgianni, Andrea Sacchi, Carlo Maratta, o Pietro Novelli entre otros.

La figura de Gianbattista Tiepolo cierra el capítulo de la pintura italiana en el Museo del Prado, junto a otros artistas que llegaron a España a decorar el nuevo Palacio Real de Madrid, como su hijo Domenico y Corrado Giaquino. 


El joven entre la virtud y el vicio (Paolo Veronese) Museo del Prado

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