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lunes, 6 de mayo de 2013

Los Caprichos


Los Caprichos es una serie de 80 grabados del pintor español Francisco de Goya y Lucientes, que representa una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero. Empleó una técnica mixta, aguafuerte, aguatinta y retoques de punta seca. Deformó exageradamente las fisionomías y los cuerpos de los que representan los vicios y torpezas humanas dando aspectos bestiales. 

Goya, muy relacionado con los ilustrados, compartía sus reflexiones sobre los defectos de la sociedad. Eran contrarios al fanatismo religioso, a las supersticiones, a la Inquisición, a algunas órdenes religiosas, aspiraban a leyes más justas y a un nuevo sistema educativo. Consciente del riesgo que asumía para protegerse, dotó a algunas de sus estampas con rótulos imprecisos, sobre todo las sátiras de la aristocracia y del clero. También diluyó el mensaje ordenando ilógicamente los grabados. 

De las placas se realizaron veinte impresiones. La primera reimpresión se editó entre 1821 y 1836, desconociéndose la fecha concreta, y la última en 1837. Los Caprichos han influido a varias generaciones de artistas de movimientos tan dispares como el Romanticismo francés, el Impresionismo, el Expresionismo alemán o el Surrealismo. 

En 1799 se ponía a la venta una colección de ochenta estampas de asuntos caprichosos y grabados al aguafuerte por Francisco de Goya. En estos grabados, mediante el ridículo, la extravagancia y la fantasía, censuraba vicios y errores de la España de la época. 

En la década de 1870 Goya comenzó a relacionarse con algunos de los más importantes intelectuales de país que lo introdujeron en los ideales de la Ilustración. Pretendían leyes más justas y un sistema educativo acorde con el individuo. 

En 1788 subió al trono Carlos IV. Con motivo de su coronación, Goya lo retrató con su esposa, María Luisa, siendo nombrado, a continuación Pintor de la cámara del rey. El período de la Revolución Francesa tuvo repercusiones en España. Carlos IV paralizó las ideas ilustradas y apartó de la vida pública a los pensadores más avanzados. Los amigos ilustrados de Goya fueron perseguidos. La prisión de Cabarrús y el destierro de Jovellanos debieron preocupar a Goya. 



Goya concibió inicialmente esta serie de grabados como Sueños, realizando por lo menos 28 dibujos preparatorios. Estos Sueños serían una visión gráfica de los Sueños literarios de Francisco de Quevedo, que escribió entre 1607 y 1635 una serie donde soñaba que estaba conversando en el infierno, tanto con los demonios, como con los condenados. Tanto en los Sueños de Quevedo, como en los Caprichos de Goya, los pecadores conservan su forma humana, o toman atributos de animales que simbolizan sus vicios. 

También hay otro precendente donde se pudo inspirar. En las colecciones reales se encontraban las obras de El Bosco, donde sus extrañas figuras seguramente eran hombres y mujeres cuyos vicios los habían convertido en animalesque representan sus defectos. En las sátiras de Arriaga (1784) se ven los hombres convertidos en burros, monos o perros, los ministros y ladrones son lobos y los escribanos son gatos. 

Como grabador alcanzó la madurez en esta serie. Anteriormente había realizado otra serie de grabados de pintura de Velázquez. Goya precisó aprender a grabar, pues en aquel tiempo los pintores no conocían esta técnica, al que se consideraba un trabajo de artesano. La técnica habitual en España era a buril que precisaba diez años de aprendizaje. Goya aprendió una técnica diferente, el aguafuerte, similar a dibujar. También aprendió la técnica de aguatinta, mucho más complicada que la anterior, que le permitía grabaciones de manchas desde el blanco al negro, algo similar a realizar aguadas en pintura. Empleó ambas técnicas simultáneamente consiguiendo grabados bastante similares a las pinturas. 

Los Caprichos carecen de una estructura organizada y coherente, pero poseen importantes núcleos temáticos. Los temas más numerosos son: la superstición en torno a las brujas, la vida y el comportamiento de los frailes, la sátira erótica que relaciona con la prostitución y el papel de la celestina, y en menor número la sátira social de los matrimonios desiguales, de la educación de los niños, de la Inquisición. 

Los dibujos eran el primer paso de todo el proceso. La primera idea o inspiración se desarrollaba con pincel a la aguada, en negro o en rojo. En una segunda fase se concretaban e intensificaban con lápiz rojo las expresiones y los detalles. Finalmente se dibujaba con pluma un boceto detallado con todos los sombreados y rasgos precisos.




El tránsito al grabado tampoco tiene un método uniforme, de manera sistemática retocaba buscando remarcar su mensaje. Para ello, a veces, suprimía personajes y accesorios del dibujo, otras los aumentaba y complicaba. Siempre intensificaba con respecto al dibujo las expresiones de las figuras y los efectos del claroscuro e intentaba transformar el carácter anecdótico y ocasional del dibujo inicial en un tema general y universal. 

A lo largo de la serie se aprecia como fue adquiriendo dominio en traspasar el dibujo al grabado. Conforme asimiló la técnica del grabado, el dibujo se liberó y pasó a ser algo inmediato, ya que era un trabajo inicial que servía de base a trabajos posteriores, conforme dominaba la técnica del grabado abandonaba la precisión del dibujo y surgieron obras espontáneas con gran libertad de ejecución. 

Goya realizó un considerable avance desde su anterior experiencia de grabador en los cuadros de Velázquez. Empleó con maestría el aguafuerte, pero para los fondos empleó el aguatinta. 

El aguafuerte consiste en extender sobre la plancha de cobre una pequeña capa de barniz, después con una punta de acero, empleándolo como un lápiz, se va levantando el barniz por las zonas por donde pasa la punta. Se extiende el aguafuerte que ataca únicamente las zonas no protegidas por el barniz que se han levantado previamente con la punta. Acto seguido, se entinta la plancha que cubrirá únicamente las zonas mordidas, se pone un papel húmedo sobre la plancha y se pasa por los rodillos quedando la estampa grabada. 

El aguatinta es otra técnica que consiste en extender una capa de polvo de resina sobre la plancha. Según se deja caer más o menos resina, salen unos tonos más claros o más oscuros. Se calienta y la resina se adhiere al cobre y al introducirse en el ácido, la parte con menos espesor es mordida por el ácido con mayor intensidad, mientras el resto es atacado de forma más debil. El aguatinta le permitió tratar el grabado como si fuese una pintura trasladando los colores a toda la gama desde el blanco al negro pasando por todos los matices intrt




En Los Caprichos el aspecto visual constituye la parte básica para lo que han sido concebidas. Pero también existen unos textos de gran relevancia para la comprensión de los mensajes visuales. Además de los sugerentes títulos de las estampas, Goya y sus contemporáneos dejaron escritas numerosas anotaciones y comentarios en pruebas y primeras ediciones. Era habitual desde comienzos del siglo XVIII comenar en tertulias las estampas satíricas. Algunas de estas opiniones se han conservado en forma de explicaciones manuscritas. Gracias a ellas conocemos cual era la opinión de sus contemporáneos sobre las estampas y por tanto cual es la interpretación que hizo la época de las mismas. Se conoce casi una decena de comentarios manuscritos. 

El comentario más importante, personal y definidor es el que tienen los grabados a su pie. Muestran el pensamiento de Goya. De forma enérgica sintetizan una situación o un tema. Son cortantes y desgarrados con un fondo de burla cruel. A veces estos títulos son tan ambiguos como los temas y ofrecen una primera interpretación literal y una segunda violentamente crítica mediante juegos de palabras extraídos de la jerga de la picaresca. 

Hay discrepancias entre los catalogadores de la obra gráfica de Goya en el número de ediciones de Los Caprichos, especialmente sobre las producidas en el siglo XIX. A partir de la segunda edición fueron todas ellas realizadas por la Real Cartografía Nacional, siendo la segunda edición impresa entre 1821 y 1836, la tercera en 1853, la cuarta y quinta en 1857, la sexta entre 1860 y 1867 y las restantes del siglo XIX en 1868, 1872, 1873, 1874, 1876, 1877 y 1881. 

En el siglo XX se realizaron una edición entre 1903 y 1905, una segunda entre 19'5 y 1907, una tercera entre 1908 y 1912, una cuarta entre 1918 y 1928, una quinta en 1929y la sexta y última en 1937. En total se tiene constancia de veinte ediciones , una en el siglo XVIII, doce en el siglo XIX y seis en el siglo XX. Conforme se han sucedido las ediciones han aparecido arañazos y deterioros en las planchas, especialmente desgastadas son aquellas en aguatintas. 




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