El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) - Fundación Constantini fue fundado en septiembre de 2001 con el objetivo de coleccionar, estudiar y difundir el arte latinoamericano desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Es una institución privada, sin fines de lucro que conserva y exhibe un patrimonio de aproximadamente 400 obras de los principales artistas modernos y contemporáneos de la región.
Combina un calendario cada vez más dinámico de exposiciones temporarias, con la exposición estable de su colección institucional, y funciona simultáneamente como un espacio plural de producción de actividades culturales y educativas. Offrece ciclos de cine, literatura y diseño, y lleva adelante una importante tarea de educación a través de programas destinados a diferentes tipos de públicos. En mayo del 2007 Malba fue declarado Sitio de Interés Cultural por parte de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sus objetivos principales son educar al público y despertar su interés por los creadores latinoamericanos, contribuir al conocimiento de las producciones culturales de América Latina fomentando el conocimiento de la diversidad cultural y artística de la región y compartir la responsabilidad de este esfuerzo con la comunidad nacional e internacional promoviendo el intercambio artístico entre instituciones nacionales, regionales e internacionales, y apoyando programas innovadores centrados en las artes visuales y en la cultura latinoamericana.
Desde 1990 la Colección Constantini estuvo abierta a la vista de especialistas y estudiosos, tanto locales como internacionales, y para el préstamo de obras de arte latinoamericano realizadas en diversos países de América y Europa. En 1996 se presentó públicamente en conjunto por primera vez en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, exposición que luego fue inaugurada en el Museo Nacional de Arte Visual de Montevideo, Uruguay. Entre 1998 y 1999 un conjunto importante de sus piezas más relevantes fue exhibida en el Museu de Arte Moderna de Sao Paulo, el Museu de Arte Moderna de Río de Janeiro y en la Fundación La Caixa de Madrid.
Simultáneamente la Colección presentó, entre 1997 y 2000 cuatro ediciones sucesivas del Premio Constantini en el Museo Nacional de Bellas Artes, concurso que contribuyó a estimular la producción artística argentina, al mismo tiempo que incorporó a la colección obras de artistas de las últimas generaciones a través de un premio adquisición.
A finales del año 1998 surgió la posibilidad de comprar un terreno estratégicamente ubicado en el tramado urbano y cultural de la ciudad para la construcción de un museo. Se organizó entonces una convocatoria internacional abierta por la Unión Internacional de Arquitectos en el marco de la Bienal Nacional de Arquitectura de Buenos Aires . Se presentaron 450 propuestas de 45 países diferentes. La selección quedó en manos de un jurado internacional de arquitectos, y el primer premio fue otorgado a tres jóvenes arquitectos argentinos: Gastón Atelman, Martín Fourcade y Alfredo Tapia.
La construcción del nuevo edificio, la organización institucional, el crecimiento de la colección, el ingreso del museo al mapa cultural internacional, y sobre todo la dimensión pública de sus objetivos y misiones fueron los desafíos que transformaron una pasión privada en un proyecto de gran impacto comunitario.
Malba es un espacio cultural dinámico y participativo en el que se presentan exposiciones temporarias de diversa índole (en muchas ocasiones junto a otros museos alrededor del mundo, colecciones internacionales y fundaciones afines), y muestras de arte contemporáneo argentino y latinoamericano. Además cuenta con un importante programa de cine y con una cinemateca que crece mensualmente a través de la adquisición y rescate de filmes esenciales de la historia del cine. El museo también tiene un área de literatura a través del cual realiza encuentros con escritores, cursos, seminarios, charlas literarias, y presentaciones de libros.
La construcción del nuevo edificio, la organización institucional, el crecimiento de la colección, el ingreso del museo al mapa cultural internacional, y sobre todo la dimensión pública de sus objetivos y misiones fueron los desafíos que transformaron una pasión privada en un proyecto de gran impacto comunitario.
Malba es un espacio cultural dinámico y participativo en el que se presentan exposiciones temporarias de diversa índole (en muchas ocasiones junto a otros museos alrededor del mundo, colecciones internacionales y fundaciones afines), y muestras de arte contemporáneo argentino y latinoamericano. Además cuenta con un importante programa de cine y con una cinemateca que crece mensualmente a través de la adquisición y rescate de filmes esenciales de la historia del cine. El museo también tiene un área de literatura a través del cual realiza encuentros con escritores, cursos, seminarios, charlas literarias, y presentaciones de libros.
El área de Educación y Acción Cultural incluye programas para niños, visitas guiadas y diversas actividades realizadas junto con organizaciones de la sociedad civil, y apunta a ofrecer a todos los sectores de la comunidad la posibilidad de disfrutar, estudiar y conocer a algunos de los principales artistas y movimientos del arte del último siglo.
Malba funciona en un edificio construido especialmente por la Fundación Eduardo F. Constantini, a partir de un concurso internacional lanzado en el marco de la VII Bienal de Arquitectura de Buenos Aires BA/97. El proyecto arquitectónico ganador - que cuenta con múltiples premios y menciones internacionales - fue elaborado por el estudio cordobés AFT Arquitectos, integrado por Gastón Atelaman, Martín Fourcade y Alfredo Tapia.
El proyecto se desarrolló con un propósito de integrar el edificio a la ciudad y generar un entorno propicio para disfrutar de las obras de arte, cumpliendo con normas internacionales de exhibición y conservación. El programa arquitectónico quedó constituido por un hall de entrada, salas de exhibiciones permanentes y temporarias, terrazas de esculturas, un auditorio, restaurante, tiendas, áreas de oficinas, talleres de conservación y de mantenimiento, depósito general, sala de máquinas y central de inteligencia.
Las salas principales pueden ser compartimentadas en diferentes galerías y se adecuan a los distintos formatos que demanda la colección de exhibición permanente y de las muestras temporales. Están concebidas como arquitectura sin distracciones visuales, cajas blancas socavadas estratégicamente para permitir la entrada de luz natural tamizada y para generar un ámbito adecuado de apreciación de las obras de arte. Cada una de ellas posee las condiciones técnicas y tecnológicas necesarias para garantizar la integridad y la conservación de las obras exhibidas, de acuerdo con las premisas internacionales de seguridad y calidad.
Los grandes prismas revestidos de piedra caliza, los planos vidriados, la configuración de las diferentes salas y de los espacios vitales del museo conforman una arquitectura de eficiente neutralidad y hacen del museo un referente de la cultura de la ciudad. Su concepción arquitectónica implica una forma específica de comunicación entre la ciudad, sus habitantes y el arte.
Malba funciona en un edificio construido especialmente por la Fundación Eduardo F. Constantini, a partir de un concurso internacional lanzado en el marco de la VII Bienal de Arquitectura de Buenos Aires BA/97. El proyecto arquitectónico ganador - que cuenta con múltiples premios y menciones internacionales - fue elaborado por el estudio cordobés AFT Arquitectos, integrado por Gastón Atelaman, Martín Fourcade y Alfredo Tapia.
El proyecto se desarrolló con un propósito de integrar el edificio a la ciudad y generar un entorno propicio para disfrutar de las obras de arte, cumpliendo con normas internacionales de exhibición y conservación. El programa arquitectónico quedó constituido por un hall de entrada, salas de exhibiciones permanentes y temporarias, terrazas de esculturas, un auditorio, restaurante, tiendas, áreas de oficinas, talleres de conservación y de mantenimiento, depósito general, sala de máquinas y central de inteligencia.
Las salas principales pueden ser compartimentadas en diferentes galerías y se adecuan a los distintos formatos que demanda la colección de exhibición permanente y de las muestras temporales. Están concebidas como arquitectura sin distracciones visuales, cajas blancas socavadas estratégicamente para permitir la entrada de luz natural tamizada y para generar un ámbito adecuado de apreciación de las obras de arte. Cada una de ellas posee las condiciones técnicas y tecnológicas necesarias para garantizar la integridad y la conservación de las obras exhibidas, de acuerdo con las premisas internacionales de seguridad y calidad.
Los grandes prismas revestidos de piedra caliza, los planos vidriados, la configuración de las diferentes salas y de los espacios vitales del museo conforman una arquitectura de eficiente neutralidad y hacen del museo un referente de la cultura de la ciudad. Su concepción arquitectónica implica una forma específica de comunicación entre la ciudad, sus habitantes y el arte.
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