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lunes, 20 de febrero de 2012

Francisco de Goya y Lucientes

FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES






La biografía y la obra de Goya ocupan un lugar excepcional en la Historia del Arte. Su larga vida y su intensa e innumerable actividad pictórica, la diversidad de temas y técnicas (óleos, dibujos y grabados), la variedad de sus etapas y su especial sensibilidad ante el momento histórico que le tocó vivir, lo convierten en una figura única de la Pintura y de la Historia. Goya fue testigo de los extraordinarios cambios de la sociedad de su tiempo viviendo la plenitud de la vida del Antiguo Régimen y los inicios de la Edad Contemporánea. Su contacto con intelectuales, como Jovellanos, Iriarte o Fernández de Moratín lo pusieron en contacto con las ideas de la Ilustración, que también habían prendido en familias de la aristocracia con las que tuvo relación.


Goya, en cuya época se produjo la Revolución Francesa, fue testigo directo de la Guerra de la Independencia. A diferencia con otros pintores, en cuya obra no se refleja el impacto de los acontecimientos de su tiempo, Goya revela una conexión íntima del arte, la existencia y la Historia. Su transformación intelectual e ideológica, su carácter introvertido, acentuado por la sordera que le provocó una enfermedad sufrida en 1792/93, hicieron de él un artista que expresa las sensaciones y emociones que le produce el mundo que lo rodea, creando una obra revolucionaria que cambió profundamente los fundamentos de la pintura.


Goya renunció a la condición de artista distanciado y aislado para convertirse en un protagonista entusiasmado. Esta actitud explica la realización de series de grabados de crítica acerada de la sociedad de su tiempo, como Los Caprichos, o la denuncia apasionada de los horrores de la guerra, como Los desastres de la guerra, o en pinturas de un patetismo desgarrado como La carga de los mamelucos y Los fusilamientos de la noche del 3 de mayo.


Los primeros datos suyos que conocemos hada hacían suponer lo que llegaría a ser. El 30 de marzo de 1746 nacía en Fuentedetodos, un pueblecito desolado cercano a Zaragoza. Su padre, José Goya era un modesto dorador. Después de estudiar en las Escuelas Pías de Zaragoza pasó a estudiar pintura con José Luzán. El joven Goya recibió la formación convencional, dominante en la época, basada en la copia de estampas francesas e italianas. Tras algunos intentos fracasados por lograr una ayuda de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid para viajar a Italia, en 1771 vio reconocido su talento por primera vez con una mención especial de la Academia de Parma. Ese mismo año recibe el encargo para decorar el fresco la Bóveda del coreto de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza que concluyó al año siguiente con una concepción barroca no exenta de sugestiones de Corregio.








A finales de 1774 se trasladó a Madrid reclamado para realizar cartones para la Real Fábrica de Tapices, y, al año siguiente entregaba los primeros con temas de caza realizados bajo la dirección de Francisco Bayeu, en los que Goya se muestra sometido al estilo de su cuñado. Se trata de un período de la pintura de Goya en el que el artista se muestra plegado al gusto oficial y del que es muestra el Cristo, que presentó el 5 de mayo de 1780 para su recepción como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.


La realización de cartones para tapices ocupó una parte importante de la actividad de Goya en la corte. Con una temática de un costumbrismo festivo y despreocupado, Goya se muuestra adscrito a un espíritu rococó, aunque, con algunas soluciones que van introduciendo novedades plásticas en su estilo. El baile a orillas del Manzanares, La Corneta, El Quitasol (1778), y El cacharrero (1778) son expresiones de estos primeros ensayos en los que Goya accede a una temática cortesana, distanciada de los imperativos del carácter de encargo religioso. Si los cartones le permitieron experimentar y configurar un estilo propio, cada vez se le hacía más difícil aceptar las limitaciones de este tipo de encargos. Las limitaciones de este tipo de obras, sometidas a un proceso de repetición propia de una manufactura industrial y su carácter de cartón de una composición destinada al ser trasladada al soporte textil del tapiz, hastiaba cada vez más al pintor. El último encargo de cartones, que data de 1789, lo concluye en 1792.


La actividad de Goya durante esos años no se limitó exclusivamente a la realización de cartones para la Real Fábrica de Tapices. La predicación de San Bernardo, realizada entre 1782 y 1784, muestra un naturalismo expresivo ya ensayado en los cartones para tapices. También su experiencia se extendió a otros géneros en los que conjugó el tema costumbrista con la vedute, o paisaje de la ciudad, como En la pradera de San Isidro (1788). obra que fue realizada directamente del natural.


Goya fue nombrado pintor del rey en 1789. Su papel en la corte pronto lo convirtió en uno de los pintores preferidos de la aristocracia para la que realizó numerosos retratos. Uno de los más bellos, en el que se hace patente una identificación personal con los personajes es el retrato de Los duques de Osuna con sus hijos (1788),  pintado con una sorprendente intensidad humana en los rostros de los retratados y una extraordinaria delicadeza en el empleo del color. Otros retratos, como el de Gaspar Melchor de Jovellanos (1789) también muestran esta identificación entre el pintor y el personaje. 








La ininterrumpida labor de retratista de Goya y su capacidad para captar la fisionomía del personaje y adentrarse en su interior, lo convirtieron en uno de los grandes maestros del género. En los últimos años del siglo XVIII realizó algunos retratos reales de gran relevancia. Los retratos ecuestres de Carlos IV y de María Luisa de Parma ponen de manifiesto su interés por los modelos de Velázquez. El retrato del grupo La familia de Carlos IV (1800 - 1801) constituye una de las obras maestras del pintor, logrando efectos de una plasticidad espontánea e irrepetible. Al fondo, a la izquierda, Goya se ha representado en el mismo lugar en el que lo hizo Velázquez en Las Meninas, como un homenaje y reconocimiento al pintor de Felipe IV.


La actividad de Goya durante esos años fue intensa. Entre 1800 y 1803 realizó La maja desnuda y La maja vestida, sobre cuya identificación ha corrido leyenda. En estos años también experimentó en técnicas y temas tan diversos como el grabado Los Caprichos y la pintura mural Frescos de la ermita de San Antonio de la Florida. A principios de 1799 salían a la luz la serie Los Caprichos, colección de grabados en el que el pintor acometía una dura crítica a la sociedad de su tiempo, ironizando sobre vicios y costumbres, y desarrollando una tensión entre realidad y ficción, imaginación y fantasía junto a un lenguaje expresivo y liberado de los usos académicos.


Otra serie de grabados de Goya, realizados posteriormente, como Los desastres de la guerra y Los Proverbios o Disparates fueron, asimismo, expresiones comprometidas con esa misma actitud. La serie de Los desastres está dedicada a la denuncia de los horrores de la guerra, de la sinrazónde la violencia, como expresión de la angustia y desesperación que producen en un hombre ilustrado y convencido del valor de la razón como medio de cambiar el mundo.







El 24 de febrero de 1814 Goya proponía al Consejo de Regencia la realización de pinturas que ilustrasen el levantamiento del pueblo de Madrid contra las tropas de Napoleón. La propuesta fue aceptada y Goya realizó el encargo sin acudir a recursos enfáticos, teatrales y laudatorios, pero acentuando el valor de los medios expresivos para aumentar el poder conmovedor y dramático de la imagen. La carga de los mamelucos representó el levantamiento del pueblo de Madrid contra el ejército francés. 

En las pinturas de la guerra Goya acentuó el empleo de los componentes expresivos para lograr la expresión patética del acontecimiento. La factura, lo mismo que el color oscurecido y sórdido, se aplican para proyectar una actitud vital y un estado de ánimo angustiados. Este planteamiento tuvo su verificación más precisa en la serie de pinturas murales en la Quinta del Sordo, una casa situada cerca del río Manzanares, propiedad del artista desde 1818. Estas pinturas, conocidas como Las Pinturas Negras, fueron realizadas en 1820, y actualmente se conservan en el Museo del Prado. Se trata de un conjunto de pinturas que Goya realizó para sí mismo, en el que lleva a sus últimas consecuencias la liberación de la forma y la autonomía del color. En Las Pinturas Negras desarrolló un programa cuya significación todavía no está resuelto. 

En 1824 la situación política creada por la reacción absolutista de Fernando VII le hace solicitar licencia, con la excusa de tomar las aguas de Plombiéres. Una vez cruzada la frontera Goya se dirige a Burdeos. Durante sus últimos años transcurridos en Francia, pintó, en 1827, La lechera de Burdeos. Poco después, durante la noche del 15 al 14 de abril moría en Burdeos. Las obras finales de Goya, caracterizadas por una expresión que se sobrepone a cualquier condicionante de estilo, ponen de manifiesto la coherencia de una trayectoria que se caracteriza por un insesable afán de experimentar formas nuevas, independientes de las fórmulas y normas establecidas. 




2 comentarios:

  1. Notas:
    a)Es el primer pintor Romántico:
    En sus cartones para tapices introduce acciones populares: El albañil herido, La nevada, La gallinita ciega...
    Algunos óleos son anti-ilustrados: El Gran Cabrón, El Entierro de la Sardina (carnavales)...
    b) Fue también Pintor de Corte de José el Primero de las Españas

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    1. Goya no solo es el primer pintor Romántico, su pintura también es considerada el inicio de la Pintura Contemporánea, además de ser visto como el precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XIX.
      Su legado es tan amplio que, con toda seguridad, este no será el último blog que decida dedicarle.
      Besos

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